sábado, 25 de septiembre de 2010

En un día triste, odie el tiempo


Me regalaste una decepción que esperando extasiada
y con gran emoción, me quede aquí sentada, solo viendo el reloj,
ansiosa, deseosa, apurada, jalando el tiempo cada vez más,
adelantando las horas para encontrarte una vez más,
presurosa, melosa, tratando de verme hermosa
e impregnar un aroma a rosa en tu olfato tan fugaz,
espere un segundo y después un minuto,
espere una hora y después otras más
y pasando tan lento, callado el momento
te pedí que dijeras si es que ahí esperarías para ir donde tú,
abrazarte muy fuerte como un último día,
con ansias locas y demasiado amor.

Me dijiste no puedo, cuando ya habías quedado,

mira estoy ocupado, no podré verte hoy,
y en tan solo un segundo, diste lenta agonía
a las horas precisas en que yo aquí aguarde,
abriste llanto y dolor ante tal desilusión
de una tonta mentira de hoy si te veré,
sin embargo sombría, triste y con melancolía
me quede aquí sentada viendo el tiempo pasar,
no importaban las horas ni dormirme sentada,
con papel enrollada y lágrimas del mar.

Pues si aquel loco dijo que el amor era miel,

te mintió muchas veces, no era miel, tal vez piel,
que despierta pasiones e involucra el momento
con sentimientos batidos de un pobre corazón
que tan lento palpita y tan fuerte en momentos
cada vez que te mira late más, mucho más,
si esperara el momento en que no te pensará
tal vez nunca lloraría ni una lágrima más,
pero me traiciona el cerebro que da marcha en el día
y en la noche callada, no me deja dormir,
siempre en un pensamiento y en un sueño frustrado,
siempre tu te apareces y te quedas aquí,
quédate, no te vayas, solo si algo pidiera,
por favor yo quisiera no me hagas sufrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario